Liminalidad: Una transición global de la cultura de las empresas y sus rituales

Para enfrentar la nueva normalidad, las organizaciones necesitan identificar los rituales irrelevantes que cargan del pasado y reemplazarlos por otros que tengan sentido, comunicando de forma más efectiva el sentir de las personas.

No estamos ni aquí ni allá, hay una sensación en el ambiente de algo que va llegando a su fin, pero está muy presente todavía, una intuición de un pasado que anhelamos pero que no volverá, y una sensación incierta respecto a un futuro que esperamos sea positivo y seguramente será altamente complejo. 

Estamos en un proceso que algunos antropólogos y sociólogos llaman liminalidad. El término liminal, derivado del latín limen, significa umbral o límite, un tránsito entre dos lugares diferentes. 

En tu vida has tenido algunos momentos claros de liminalidad: Terminar el colegio, graduarte de la universidad, convertirte en adulto, cambiar de trabajo, casarte, mudarte de casa, subir de puesto, etc. ¿Recuerdas ese momento, a veces breve, en el que las fronteras estaban difusas, pero intuías que, al haber dejado el espacio o la realidad anterior, nada volvería a ser igual?

Este espacio liminal en su esencia y función es una condición dinámica, intermedia, colocada entre estructuras endurecidas y sujetas a la transformación. Es un momento muy valioso para obtener perspectivas nuevas sobre el pasado y destellos del futuro que tenemos que crear. 


Hoy la humanidad se encuentra en esta transición. Hemos atravesado un cambio obligado de magnitudes insospechadas con repercusiones que aún no alcanzamos a ver y, por mucho que algunos quieran, la realidad es que ya no hay vuelta atrás. Todos hemos cambiado y el juego ahora es distinto.

Desde la educación hasta el trabajo, cada momento de interacción social ha sido trastornado y ahora nos vemos obligados a crear nuevos lugares de unión, nos adentramos a un espacio desconocido y lleno de posibilidades. 

El desafío para la cultura organizacional
La brecha que tenemos que sortear nos obliga a replantearnos los sistemas de creencias que nos han sostenido hasta el momento. El paso comienza en el individuo, pero curiosamente, al compartir el estado liminal, es el mundo el que tiene que transformarse: los gobiernos, los sistemas educativos y, particularmente, las culturas empresariales. 

El cambio usualmente es doloroso y caótico. Las empresas del mundo hoy se encuentran “disociadas”, los líderes hacen lo posible por mantener el orden, pero en realidad todas las normas, roles y tareas han sido puestas de cabeza. 

Una alternativa para poder solucionar esta disyuntiva y aprovechar la liminalidad se encuentra en un espacio poco abordado: los rituales. Por milenios los seres humanos nos hemos acompañado en el entendimiento de un espacio común de intersubjetividad a través de símbolos y ritos de paso que son particulares a cada cultura. Si queremos recuperar el sentido de orden para aprovechar este periodo, es importante que reestructuremos los rituales que nos hagan compartir un lenguaje común en los entornos sociales que vivimos. 

Dentro de las empresas, un enfoque explícito en esta fase intermedia ayuda a los empleados a visualizar mejor el futuro, desarrollar un poco más de certidumbre, además de entender cómo es posible forjar colectivamente nuevas condiciones organizacionales y qué tensiones están involucradas en tales procesos. Por lo tanto, la fase liminal le proporciona a los actores involucrados una comprensión de quiénes eran, por qué se comportaban de cierta forma en el pasado como colectivo yen qué dirección se están moviendo actualmente.

Para estar preparadas para una nueva normalidad más allá de estos tiempos sin precedentes, las organizaciones necesitan identificar los rituales irrelevantes que cargan del pasado y reemplazarlos por otros que tengan sentido, comunicando de forma más efectiva el sentir de las personas. Los líderes tienen la misión de asegurar que el cambio sea coherente con la cultura deseada.

Podemos construir el espacio futuro con gratitud y esperanza a través de pequeñas prácticas. Es humano querer volver a lo “normal” después de tiempos de crisis, pero no hay vuelta atrás. La alternativa más saludable es la proactividad. Cada ritual es especial, pero hay algunas claves básicas para comenzar a crear espacios de comunión más cercanos. 

Lo primero es cuestionarnos nuestro sistema de creencias, pues viene de un paradigma que ya no es válido. Preguntemos interna y abiertamente: ¿Porqué creemos esto? ¿Cómo hemos llegado a la conclusión de que realmente necesitamos esto? ¿Qué cosas asumimos que ya no son verdad? 

No todos tenemos que estar de acuerdo, pero sí tenemos que salir de nuestra burbuja de obviedad para crear ese mundo nuevo. Para ello, necesitamos suspender nuestro juicio en la medida de lo posible para entender ¿Qué es lo que tiene sentido para nosotros ahora? ¿En qué creemos y cómo lo vamos a manifestar de forma práctica? 

Lo importante a partir de ahora es compartir experiencias mas humanas, sensibles y honestas, en donde manifestemos completamente lo que somos. Los rituales aparecerán naturalmente si les damos el espacio para florecer. 

Estamos en el amanecer de una nueva cultura. Te invito a que le des la oportunidad y que seas una fuerza activa en su creación, cualquier movimiento hacia el pasado es involutivo y lo que más necesitamos ahora es crecer y seguir adelante. 

*El autor es Director de Innovación y Desarrollo en Empresas con Rumbo. LinkedIn Top Voice, Coach de Líderes y Equipos de Alto Rendimiento.

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